jueves, 13 de octubre de 2011

Delirios de un loco

     Hay noches en las que no puedo dormir. Y no es que padezca de insomnio. Simplemente, pienso en que voy a estar muerto durante las próximas (¿ocho?) horas, y no logro conciliar el sueño. No se si le pasará a la gente en general, pero a mí es algo que me atormenta enormemente. No estoy hablando del típico juego de niños de “¡Vienen los vampiros esta noche a chupar tu sangre!” o “¡Escondeos que llega el hombre del saco!”. No. Estoy hablando de algo, al menos a mi parecer, mucho más serio. En realidad, es absurdo que el sujeto que padece la acción – en este caso mi persona – afirme que su “miedo” es mucho más “serio”. Cuando vivimos algo en nuestras propias carnes, lo vivimos de verdad; cuando les sucede a otros, en ningún caso lo estamos viviendo, ni sintiendo en nuestro interior, sólo nos dedicamos a hacer una mera, simple y vana observación.

     Bueno, dejaré de devanarme los sesos entre filosofías baratas que, al fin y al cabo, nada tienen que ver con mi problema, con lo que verdaderamente me quita a mí el sueño, y nunca mejor dicho. El caso es que soy incapaz de conciliar el sueño, al darme cuenta de que, al hacerlo, perderé toda conciencia de mí mismo. He llegado a pensar en estos últimos días – no se si me estará afectando el sueño – que aquellos que cada noche se entregan en sus camas a ese diablo, a ese Satanás, a esa oscuridad infinita que es el dormir, o bien han perdido completamente el juicio – en cuyo caso me inspiran lástima y compasión - o bien son discípulos de Satanás que aprovechan la noche y el silencio para contactar con él. Porque no cabe duda alguna de que una persona en sus plenas facultades mentales, o una persona medianamente honrada y bienhechora, no dedicaría esos momentos en los que la Luna se visualiza en el firmamento y aparece ese manto estrellado tan sublime, a tumbarse en el habitáculo de rituales satánicos que es la cama.

     En definitiva, que me cuesta sobremanera creer que a estas alturas de tanto desarrollo tecnológico y tanto avance, en pleno siglo XXI, la gente esté tan sumamente desquiciada de pasarse, no ya minutos, sino horas tumbados en ese lecho de muerte. ¿Cómo es posible que existan tales débiles mentales? O, formulando la pregunta desde otro punto de vista, ¿cómo puede haber tantos hijos del demonio sueltos por el mundo? ¡Dios santo!, ¡y pensar que yo hace unos días me estaba dejando llevar por esta tendencia, tan generalizada últimamente por lo que se ve, de pactar con el diablo cada noche! ¡Y luego me extraño de que lo hagan el resto de los mortales! Dios, ahora lo veo todo más claro: todo se debe a la influencia y el dejarse llevar. La gente, no sabe muy bien por qué, lo hace, porque ven a otros que lo hacen, sin percatarse en absoluto de que son súbditos del anticristo, de Satanás. Pero ¡amén!, ¡esto sería aún más grave! Si una mayoría de gente lo hiciera porque no rige correctamente, aún estaríamos alegando una tara física, pero si lo hacen simplemente por dejarse llevar... ¿en qué mundo estamos viviendo? Ése es el objetivo del maligno, que todos se entreguen a esa locura infinita de simularse muertos cada noche, perdiendo parte de sus vidas, en un sin-saber si volverán a abrir los ojos otra vez, en un sin-saber qué ha ocurrido durante las ocho horas que han estado durmiendo.

     Pero, ¡no señor! Yo no pienso caer en esas redes, no. Yo juro lealtad al bien, eso se da por sentado, y no tengo ganas ni de verle la cara al diablo. Con respecto al dejarse llevar, poco me importa que lo haga todo el mundo, no pienso dormir ni una noche más. No cometeré más ese sacrilegio, ese sinsentido. Además, como juro lealtad al bien, me veré obligado a quitar de en medio a todos aquellos que practiquen estos rituales. Sí, ahora lo veo totalmente claro, cristalino como el agua, sí. Aquí no quedará nadie roncando mientras yo merodee por los alrededores. Los que se dejen llevar, pues que entren en razón, se lo intentaré hacer ver, no habrá que preocuparse por ello. Y los dementes... bueno, aún estoy pensando qué hacer con los dementes...

No hay comentarios:

Publicar un comentario